Las emociones no son un juego

Y nunca lo han sido pero la naturaleza humana llama a que las personas seamos aficionadas y expertas en jugar con las emociones y sentimientos del prójimo. Y más en una sociedad como la actual cuyo ritmo es frenético y parece que no hay tiempo para sensibilizarse con las personas.

Acabamos de entrar en 2012, un año importante porque es un cuello de botella, de una botella llena hasta arriba de situaciones que han llegado a un estado tal de crispación y crisis a todos los niveles, que detectamos que la única salida que tenemos es volver a ser sinceros, dignos y humanos. No podemos vivir más tiempo con la máscara del engaño simplemente porque las personas y las empresas no pueden subsistir más tiempo pendientes de palabras y acciones de cara a la galería que sólo confunden y alargan su agonía.

Este 2012 tiene que ser el año en el que perdamos el miedo de verdad y con ello hago alusión a un muy interesante post que leí a 30 horas de terminar 2011. Este 2012 debe ser el año en que adquiramos verdadera conciencia para dedicar esfuerzos ciertos en ayudar a las personas que están afectadas por algún tipo de discapacidad o que por las circunstancias que sean se encuentran en situación de minusvalía luchando por su calidad de vida.

A los que la discapacidad nos toca muy cerca creemos de corazón que la forma de planificarlo y conseguirlo es centrar nuestros esfuerzos en estas personas de forma expresa, convertirlas en receptoras de ayuda y diseñar y explotar canales para llevarlo a término. A la vez debemos tangenciar toda la parafernalia y circo mediático que se monta sobre el mundo de la discapacidad y sus ayudas, que sabemos que ya no existen o han sido extremamente recortadas, y que sólo sirve para sacar a flote noticias de ámbito social o solidario durante un corto periodo de tiempo para pasar luego al ostracismo mediático.

Y es esencial no perder de vista que los importantes no somos nosotros, ni los medios, ni las Administraciones Públicas o las grandes corporaciones; los importantes son las personas que no pueden ir al instituto por estar pendientes de un trasplante, las que no pueden ir al cine porque no pueden oir la película, las que no pueden ir a comprar a un comercio porque su silla de ruedas no entra, las que no participan de sus personas cercanas porque viven inmersas en ellas mismas o las que una prueba médica ha puesto caducidad a su vida, sólo para citar algunas.

Es por todo ello que no podemos permitirnos el lujo de seguir un año más viendo máscaras, debemos olvidar sin perder tiempo el maquillaje global porque seguirá existiendo y debemos dedicar tiempo a pensar, cuanto menos, qué podemos hacer para ayudar a estas personas. Y si ya sabemos cómo hacerlo, hagámoslo. Recordemos que debemos comprometernos con el uso conjunto de la lógica y las emociones.

Cualquier iniciativa empresarial que se active a nivel de Responsabilidad Social Corporativa es interesante siempre que el origen nazca en la emocionalidad del equipo humano de la empresa lo que no significa que no esté relacionada con el desarrollo empresarial del negocio.

Apelamos sólo al respeto por la dignidad humana reflejada en una acción concreta: certeza de cumplimiento. Es tan simple como ser fiel al compromiso y a la implicación, no alejarse de la coherencia humana, desmaquillarse y actuar. Si decidimos a nivel empresarial ejercer acciones socio-emocionales debemos hacerlo hasta la última consecuencia asegurándonos que los recursos generados cumplen exactamente con el destino humano definido al inicio. Y hay que documentarlo y convertirlo en socialmente significativo y representativo del sentimiendo de las personas de nuestra empresa ya que si actuamos bajo estas premisas no será necesario excederse en potenciar la imagen de la empresa ni engañar a nadie, las personas detectarán fácilmente que nuestra implicación es sincera y así tendremos cumplido nuestro objetivo.

2012, tenemos por delante un año emocional, de cambios humanos pero de restricciones poderosas. Todo ello debe ser un catalizador para que la creatividad y la certeza de acciones reaccionen dando como resultado un producto químico nuevo, potente y fácil de usar: emociones, empresa y socialización.

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Selección natural, también en la actualidad

Charles Darwin postuló en sus conclusiones de su afamado El Origen de las Especies que «existen organismos que se reproducen y la progenie hereda características de sus progenitores, existen variaciones de características si el medio ambiente no admite a todos los miembros de una población en crecimiento. Entonces aquellos miembros de la población con características menos adaptadas (según lo determine su medio ambiente) morirán con mayor probabilidad. Entonces aquellos miembros con características mejor adaptadas sobrevivirán más probablemente«.

Queda claro atendiendo a esta conclusión que no sobrevive el más fuerte sino el que mejor se adapta al medio y este precepto es aplicable, de base, a cualquier aspecto de la vida de las personas y las empresas.

Pero la evolución ha dotado al ser humano de capacidad para discernir con lógica lo que nos lleva a poder elegir, a diferencia del resto de animales, si queremos adaptarnos o no lo que trasciende de alguna forma el precepto esencial de Darwin cuando referenciamos según qué aspectos de la vida humana a la evolución de las especies.Las personas con algún tipo de discapacidad tienen la misma necesidad de realizarse en su entorno personal y profesional que los demás y siempre en un grado de integración acorde con lo que su porcentaje de discapacidad les permite para que así la realización sea óptima. Sin embargo el resto de personas que nos atribuímos el adjetivo «normales» estamos discriminando en esencia a esas personas y no somos muy propensas a participar per se en dichas labores de integración, empezando por ese distanciamiento gramático.

Las personas no somos normales o dejamos de serlo sino que estamos capacitadas o no para adaptarnos al entorno que nos rodea. Todos servimos para algo lo que significa que para todo lo demás sirvamos mucho menos o incluso nada. Es obvio que cualquiera de nosotros que se compare con un tenor / soprano o con el número 1 mundial en cualquier deporte detectamos enseguida que no estamos capacitados para llegar al nivel de dichas personas, pero no por eso pensamos que no somos normales. Incluso no hace falta ir tan lejos, cuántos compañeros/as de trabajo desconocen cómo enviar un mail con copia oculta o son incapaces de formatear un rango en una hoja de cáclculo, y eso que esas capacidades se daban por entendidas de base en sus curriculum vitae como base necesaria para ser contratadas.

Es estos casos nuestras capacidades físicas y técnicas no nos capacitan a ello pero no nos sentimos discapacitados, por ello es determinante ver y dar a entender que porque una persona no esté capacitada para realizar una actividad no significa que no sea normal ni que no pueda hacerla.

Pero vamos más allá, si nos dieran la oportunidad de dedicar tiempo y esfuerzo a educar nuestra voz o a conseguir una tonificación muscular y técnica adecuadas es muy probable que no llegásemos a los niveles ejemplificados pero muy posiblemente seríamos mejores en esas disciplinas que la gran mayoría de los que nos rodean. El desarrollo de nuestras capacidades nos permitirá ser mejores que los demás, es una cuestión de actitud.

Entonces por qué no evaluamos en su justa medida las oportunidades de realizarse en nuestras empresas que nos demandan las personas que padecen deficiencias físicas o psíquicas de índole diverso y que los demás no hemos tenido, no tenemos y esperamos no tener; porqué no les consideramos normales sólo porque no pueden ir al cine o a correr y nosotros sí nos consideramos normales por no poder cantar ópera.

El rechazo a lo diferente es innato en el ser humano cuando precisamente es la base de la evolución, el cambio es crecimiento y el crecimiento nos lleva a algo diferente. Estamos iniciando la segunda década del siglo XXI, como personas y como empresarios tenemos la obligación moral y la urgencia social de adquirir conciencia sobre la necesidad que tienen las personas con algún tipo de discapacidad de sentir que su distancia con nosotros es la misma que la nuestra con un tenor.

Las empresas son entes vivos que crecen y se desarrollan y son fuente de oportunidades para las personas, para todas las personas, cada una en el desarrollo de las capacidades que ostenta y con el grado de participación que pueda aportar.

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Lógica y emociones, juntas y revueltas

Los dos hemisferios de nuestro cerebro gestionan y se reparten las tareas queriendo la evolución que el pensamiento lógico fuese controlado por el hemisferio izquierdo mientras que la carga emocional corre a cargo del derecho, una dualidad con sinérgica natural tan cierta y necesaria como el uso de ambos pies para caminar pero que los mismos seres humanos y el tiempo se han encargado de ofuscar hasta extremos conceptuales críticos de total disociación y desligamiento.

Pero parece que el pensamiento contemporáneo está devolviendo la cordura cognitiva de la que es dueña la sabiduría de la naturaleza y está devolviendo las cosas a su sitio, visualizando conceptos ya conocidos y de gran interés como la inteligencia emocional e intentando que la asertividad y empatía vuelvan a estar presentes en nuestras vidas.

Vivimos momentos complicados, existe mucha incertidumbre a todos los niveles, la generación que en estos momentos prepondera fue criada con unos valores y principios que hoy día no existen o han variado de forma radical y todo ello parece no favorecer el desarrollo de las emociones y en muchos casos el uso de la lógica cuando precisamente son los momentos de crisis, como concepto genérico, los que demandan lógica y emocionalidad para desarrollar creatividad e innovación y encontrar caminos limpios que nos alejen de estos momentos de inquietud.

Pero como dueños absolutos de nuestra existencia debemos hacer acopio de valor, creer en nosotros mismos por encima de opiniones de terceros y ser fieles a nuestros principios e ideales. El único modo de hacer algo es hacerlo y no es una verdad de Perogrullo, todos tenemos ideas y todos queremos convertirlas en proyectos pero sólo algunos son capaces de hacerlo y de esos un escaso porcentaje son capaces de llevar el ciclo a término. Y todo porque las ideas y proyectos necesitan personas para ser desarrollados y su grado de desconfianza es directamente proporcional al grado de innovación del proyecto.

El ser humano occidental y mediterráneo ha construido un bastión de defensa contra información desconocida y el cambio que aplica con rapidez y sin rubor, basada en una irracional e innata incredulidad sedimentada sobre un «miedo» infundado, sobre una falta de conocimiento de los temas en cuestión lo que le coloca en una posición de desventaja que no quiere reconocer y en una anormal y penosa desacreditación del informante despreciando su mayor capacitación. Esta es una combinación letal para el receptor que demuestra que su uso de la lógica y las emociones deja mucho que desear y es diametralmente opuesta a otras culturas como la japonesa donde escuchar y querer entender es paradigma de respeto y crecimiento personal.

Es curiosa nuestra base cultural, cuando estamos en edad escolar nuestros educadores nos enseñan a leer y escribir pero no nos enseñan a escuchar sino que nos obligan a ello y el ser humano, por naturaleza, repele la obligación por lo que nos desarrollamos como persona gestionando erróneamente la faceta de la escucha.

El fundamento del crecimiento personal y el cambio evolutivo es la unión indivisible y secuencial entre el desconocimiento natural, la curiosidad innata y el ansia de aprendizaje, lamentablemente en la actualidad vivimos innumerables situaciones donde esa indivisibilidad es quebrada ofreciéndonos situaciones surrealistas a todos los niveles personales y profesionales.

Este crecimiento divergente del camino óptimo hace que necesitemos urgentemente un redireccionamiento de nuestros planteamientos de vida personal y profesional en la justa medida que nuestros tiempos nos permitan, acudamos a ambos hemisferios y huyamos de cualquier cosa que nos haga huir de esta nueva decisión.

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